HOMOSEXUALIDAD
Y
CRISTIANISMO
Afortunadamente la pérdida de poder de la iglesia católica en la sociedad con respecto a siglos pasados, también ha beneficiado a la comunidad LGTB.
PERSECUCIÓN
Y MUERTE EN EL MUNDO CRISTIANO (1)
Durante
quince siglos la Iglesia Católica Romana definió a la homosexualidad como crimen
nefando, y muchos miles de hombres y mujeres fueron condenados a muerte por
ello. La persecución comenzó cuando el movimiento cristiano se transforma en la
religión oficial del decadente Imperio Romano. Cuando el papa san Melquiades
ocupa el trono de san Pedro, el emperador Constantino el Grande, resuelve que
la hasta ayer perseguida nueva religión sea aceptada en calidad de creencia
protegida del Estado. Esta política se manifiesta concretamente en el año 313
cuando es promulgado el Edicto de Milán.
Así
la iglesia de Cristo, construida sobre la tumba de Pedro, sacrificando una
parte sustancial del contenido de los evangelios, se convierte en la “fuerza
moral” de un imperio en crisis. La oficialización del cristianismo se concreta
definitivamente en el año 394, con Teodosio I el Grande. El emperador nacido en
Coca (Segovia), impone con violencia el cristianismo sobre el agotado paganismo
romano, con la esperanza de que esta nueva fe pueda rehabilitar el imperio,
pero a pesar de que logra derrotar a los bárbaros en varias oportunidades, sólo
puede retrasar su desmembramiento. Será inútil intentar administrarlo entre dos
de sus hijos, Arcadio y Honorio.
Seis años antes de la oficialización,
la iglesia, influida más por las severas leyes de Moisés que por las generosas
parábolas de Jesús, decide en su Concilio de Elvira, en su canon 71, excomulgar
a los homosexuales, privándoles de la comunión a la hora de la muerte. En el
año 314, en el Concilio de Ankara, se les excluye de recibir sacramentos. Hasta
ese momento el castigo sólo afecta a los creyentes y se limita a expulsarlos
del seno de la Iglesia. Pero oficializada ésta, sus decisiones deben ser
acatadas por el Estado. Valentiniano II, emperador desde el año 372, y que
morirá asesinado por el jefe de su ejército, Arbogastro, modifica la Lex Julia,
y condena a los homosexuales a ser quemados vivos atados a una estaca.
En Hispania, en la época visigótica
del rey Alarico II, año 506, también los homosexuales son quemados en la
hoguera. Posteriormente, por la Lex Visigothorum o Liber Judiciorum (642-649),
son penados con la castración y la disolución del vínculo matrimonial en el
caso de tratarse de un hombre casado. En tiempos del rey Egica (687-701), se
dispone que los eclesiásticos acusados de sodomía sean excomulgados, se les
afeite la cabeza, se les castre y se les destierre para siempre, recibiendo
previamente cien azotes en la espalda.
Siglos más tarde en los reinos de
Castilla y León, los homosexuales eran colgados por los pies, una vez castrados
públicamente, de acuerdo a disposiciones establecidas en el Fuero Juzgo, el
Fuero Real de 1255 y el Código de las Siete Partidas de 1265. Los Reyes
Católicos, en la Programática de Medina del Campo de 1497, no sólo confirman
que sean quemados vivos, sino que además se les confisca a los condenados todos
sus bienes.
En España es el dominico Tomás de
Torquemada quien se hará tristemente célebre como inquisidor. Los españoles
vivirán padeciendo este terror durante 350 años, hasta que la Inquisición es
definitivamente disuelta en 1834, a la muerte de Fernando VII.
Creada el 1º de noviembre de 1478,
mediante una bula del papa Sixto IV, la Inquisición española condenará a miles
y miles de mujeres y hombres. El profesor de la Universidad Autónoma de Madrid,
Jaime Contreras, analizó 50.000 procesos, que revisó y cuantificó. De estos
procesos, 2.979 se relacionan con la sodomía, el bestialismo y otros delitos
relacionados con el sexo (2.154 casos se originaron en Aragón y 825 en
Castilla).
El confesor de los Reyes Católicos y miembro del Consejo Real, es un instrumento idóneo para la política centralista de Isabel y Fernando, que prohíben a los nobles levantar nuevos castillos y los acostumbran a vivir en las ciudades y seguir a la Corte, transformando la nobleza feudal en cortesana y dependiente. Con el argumento de la fe, supuestamente en peligro por la presencia de los árabes y los judíos, los reyes a través de la Inquisición desencadenan una feroz persecución sobre todos aquellos que se resisten a su proyecto de unidad nacional. En Aragón la resistencia es tan notable que es muerto el primer inquisidor de aquel reino, san Pedro Arbués. La hostilidad pública cesó al ser castigados los autores de aquel crimen, y el Tribunal de la Fe quedó establecido Castilla y Aragón en 1483.
El confesor de los Reyes Católicos y miembro del Consejo Real, es un instrumento idóneo para la política centralista de Isabel y Fernando, que prohíben a los nobles levantar nuevos castillos y los acostumbran a vivir en las ciudades y seguir a la Corte, transformando la nobleza feudal en cortesana y dependiente. Con el argumento de la fe, supuestamente en peligro por la presencia de los árabes y los judíos, los reyes a través de la Inquisición desencadenan una feroz persecución sobre todos aquellos que se resisten a su proyecto de unidad nacional. En Aragón la resistencia es tan notable que es muerto el primer inquisidor de aquel reino, san Pedro Arbués. La hostilidad pública cesó al ser castigados los autores de aquel crimen, y el Tribunal de la Fe quedó establecido Castilla y Aragón en 1483.
Será difícil establecer la cantidad de
crímenes cometidos en nombre del dios de la Biblia durante quince siglos, desde
el siglo III hasta la Revolución Francesa, cuando el Código Napoleónico, ignoró
la homosexualidad como delito.
SODOMA Y GOMORRA (2)

Lo sucedido en esta ciudad escapa a
una explicación más o menos lógica. ¿Todos los varones de la ciudad eran
homosexuales?¿Desde el más viejo al más joven? ¿Todos preferían tener
relaciones homosexuales y rechazar a las dos muchachas vírgenes? Es evidente
que el asunto de Sodoma es un invento burdo, un pretexto fabricado para
condenar las relaciones homosexuales.
Por otra parte, los castigos divinos,
según la Biblia, son múltiples y constantes, y darle la importancia que le
dieron a este asunto las distintas iglesias cristianas, tiene que ver con la
política general en función de la negación del sexo como vehículo de placer.
El dios judío castiga con la misma
severidad el encender incienso, murmurar sobre el trabajo, la fornicación con
mujeres de otra tribu, la idolatría o hacer el censo de la población de forma
indebida. Por diferentes motivos este padre cruel destruye Tiro, Sidón, Babilonia,
Jerusalén, Judá y Nínive.
En el Levítico, capítulo 10, se narra
que habiendo los hijos de Aarón, Nadab y Abiú tomado fuego en los incensarios
para ofrecérselo al Señor, que no lo había pedido, “salió fuego del Señor y los
devoró”. En el capítulo 11 de los Números, y porque el pueblo se dolía de su
mucho trabajo, “el Señor se enojó y encendió contra ellos fuego del Señor y
devoró parte del campamento”. En el capítulo 16 se dice que el pueblo se rebeló
contra Moisés y blasfemó de Dios y que entonces “se rompió la tierra debajo de
los pies de ellos y abriendo su boca se los tragó”. Más adelante, en el
capítulo 25, Jehová castigó al pueblo de Israel, por fornicar con las hijas del
pueblo de Moab y en el momento en que un israelita fornicaba con una ramera, un
sacerdote de Aarón, para cumplir lo que Dios había ordenado, cogió un puñal y
le atravesó las partes genitales y “murieron 24.000 hombres”. El Deuteronomio,
capítulo 7, dice que Dios mandó al pueblo hebreo que destruyera los siguientes
pueblos, “al Heteheo, al Gergeseo, al Amorreho, al Cananeo, al Perezezeo, al
Hereo, al Jebuso”, les dice, “Los pasarás a cuchillo sin dejar uno solo. No
tendrás alianza con ellos ni tendrás compasión de ellas”. En los Reyes,
capítulo 24, vemos que David mandó a su general Joab que hiciese el censo del
pueblo israelita y enojado Dios con David, le dió a escoger entre tres
castigos, hambre por siete años, tres meses huyendo de sus enemigos, o la peste
durante tres días. David elige la peste, y así murieron 60.000 hombres. No hace
falta remarcar que el Antiguo Testamento es una historia en donde los episodios
crueles, sádicos, se repiten constantemente, y que Sodoma y Gomorra es sólo uno
más.
(1) Héctor Anabitarte y Ricardo
Lorenzo, “Homesexualidad: el asunto está caliente”. Queimada Ediciones, Madrid,
1979, pp.31-34
(2) Ibídem, pp.26-28
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