Verdades incómodas: EL POPULISMO en España desde 1977



por Javier Montenegro


Después de la muerte de Franco y cuarenta años de dictadura personal y nacionalcatolicismo, en España no era muy popular decirse de derechas, nadie quería asumir responsabilidades, y aunque la continuidad del régimen que encarnaba el rey Juan Carlos, garantizaba la impunidad, la derecha buscaba eufemismos tras los que esconderse, y entre lxs franquistas, el populismo con la etiqueta de centro o con pretensiones de tercera vía, fue la tapadera perfecta.

La UCD (Unión de Centro Democrático, el partido que ganó las primeras elecciones democráticas) reclamaba no ser de izquierdas ni de derechas, se apropió la denominación de “centro”; y a su derecha Alianza Popular, el partido franquista (lxs desertorxs del "búnker") que había aceptado las nuevas reglas del juego, camuflaba su adscripción derechista poniendo como gusano en el anzuelo el adjetivo “popular”, siendo todo lo contrario, "la derechona", la derecha más reaccionaria, para con la más descarada demagogia populista, engañar y atraerse votantes incautxs. Pero ahí no quedó la cosa, el PSOE en su lucha contra la UCD por captar más votos, acercándose a la derecha, fue perdiendo identidad ideológica ganándola el populismo y con él uno de sus muchos males, el culto a la personalidad y el líder carismático.

Cuatro meses después que el XXVIII Congreso del PSOE, celebrado en mayo de 1979, rechazara la propuesta de Felipe González de abandonar el marxismo, y en consecuencia aceptara la renuncia de este a la Secretaria General del partido asumida por una comisión gestora, al pairo de los nuevos tiempos, un Congreso Extraordinario accedía al chantaje de Felipe González devolviéndole la Secretaría General, y el partido abandonaba definitivamente el marxismo. El discurso populista, llamado entonces “felipista”, amparado en la tesis posmoderna del ocaso de las ideologías y la nueva estructuración de la vida política al margen de la “vieja” división sectaria entre izquierda y derecha, se impuso. Ya en 1977 nada más coger su acta de diputado, Felipe González, después de un viaje a Moscú (junto a Alfonso Guerra, Miguel Boyer, etc.), se había retratado con aquello de: “prefiero morir apuñalado en el metro de Nueva York que de aburrimiento en Moscú”, toda una declaración de intenciones.

El panorama no podía ser más desolador, pero aún faltaba más, la posmodernidad que a esas alturas ya había permeado toda la sociedad, puso sus ojos en el Partido Comunista y otros (a la izquierda del PSOE), así nació en 1986 IU (Izquierda Unida) , gracias a la influencia del arribista transfuga Ramón Tamames, la inconsciente/inconsecuente Cristina Almeida, y otro líder carismático populista, este medio idiota, Julio Anguita, un pedante y ambicioso demagogo, primer edil inane de Córdoba desde el último alcalde franquista hasta 1986, que después de liquidar el PSUC (la marca del PCE en Cataluña) a primeros de 1987, puso el Partido Comunista y a IU (1), al servicio del PP para desgastar al PSOE y facilitar la vuelta de la derecha al gobierno de España. El guión populista y demagógico, inducido por la posmodernidad, que unió a unos y otros junto al PP, el Ibex 35 y los medios de manipulación de masas, fue la bandera contra la corrupción del PSOE; aunque había dos cosas evidentes: una, que la supuesta alternativa, el PP, era y es el partido más corrupto de Europa; y otra, que en la corrupción del PSOE estaba igualmente salpicado el Partido Comunista, y sobretodo CCOO y la UGT, por no hablar de CiU; la pinza que derrotó al PSOE.

De aquella la UCD ya no existía, absorbida por AP, que poco después cambió su nombre a PP (Partido Popular), y siguió siendo “popular” y populista, táctica que han continuado hasta hoy. Inolvidables las declaraciones de María Dolores de Cospedal en 2010, entonces secretaria general del Partido Popular, proclamando que el PP era “el partido de los trabajadores”, y para morirse de la risa.

Cuando parecía que las cosas no podían empeorar, y después de la alienante revolución de Snoopy (15-M), derroche de demagogia, populismo y difusión de la odiosa posmodernidad a través de la protesta conducida, y un discurso ambiguo y oscurantista inflamado de palabras grandilocuentes con aires de ruptura, semillero de oportunistas, del que podríamos decir lo que dijo el filósofo derechista misógino Schopenhauer refiriéndose a “la jerga del vacío de ideas”, que “oigo el tableteo del molino, pero no veo la harina por ninguna parte” (2), apareció PODEMOS, que en sintonía con algo parecido a la retardataria y caótica izquierda peronista, vino con un nuevo líder carismático o caudillo populista, el ambicioso e irresponsable Pablo Iglesias, producto directo de la fábrica de asnxs (universidad española) igual que la revolución de Snoopy, y que catapultado por oscuros intereses mediáticos, se proponía regenerar la vida política española, con más populismo, y otra vez con el mismo gusano en el anzuelo, pero esta vez la denuncia de corrupción no se dirigía contra el PSOE sino contra toda la “casta política”, representada por los partidos políticos de la Transición, aquellos que con los Pactos de la Moncloa, traicionaron a la clase obrera y legitimaron la restauración borbónica. Y así consiguió Podemos arrebatarle a IU un buen puñado de votos, pero el impulso republicano y de denuncia a la "casta política" duró poco, poquísimo, y no así el discurso populista que perdura hasta hoy, en el gobierno de coalición con el PSOE, en calidad de “socios con derecho a remo”, que diría el capitán Espigademaiz, el comerciante fenicio de “Astérix y Obélix”.

En el colmo del despropósito, para enfrentar el populismo de izquierdas y el independentismo catalán, el Ibex 35 inventa CIUDADANOS, sobre las mismas bases políticas, el populismo, otro caudillo oportunista y otra vez la pretensión de hacer creer que no son ni de izquierdas ni de derechas. El batacazo en las urnas es tan brutal que el socio fundador Albert Rivera dimite, “cuando el barco se hunde las ratas son las primeras en abandonarlo”, y el partido languidece.

Y por si éramos pocxs, va ahora y reaparece la extrema derecha más rancia con la marca VOX. Más demagogía y más populismo, y este con una larga tradición, instalado en el imaginario nostálgico del franquismo y la atrasada España de la “Leyenda Negra”, que tuvo poco de leyenda y mucho de realidad.

Así que el populismo, lejos de ser una novedad, viene acompañando la política española desde que empezó la democracia, igual que antes había acompañado los últimos años del franquismo, los años de la insólita “democracia orgánica” y la más que discutible e infamante “mayoría silenciosa”, en la que el régimen decía sustentarse.

Mejor verdades incomodas, que mentiras reconfortantes. 





(1) IU fue una coalición de partidos formada por: el PCE, el PASOC (vieja escisión del PSOE), el Partido Humanista (sin comentarios), Izquierda Republicana (que nada que ver con Esquerra Republicana de Catalunya), el Partido Carlista (sin comentarios), el CUT-BAI (antes el muy moderado Partido Andalucista), el PCPE (escisión prosoviética del PCE) y la Federación Progresista (el partido del sinvergüenza Ramón Tamames después de dejar el PCE y antes de entrar en el CDS, partido formado con los restos de UCD que no habían sido absorbidos por AP). 

(2) “El arte de insultar”, Schopenhauer, Alianza Editorial, 2ª edición, 2011, Madrid, pág. 120

No hay comentarios:

Publicar un comentario

CRITERIOS DE MODERACIÓN

En este espacio los lectores pueden dar su opinión sobre los contenidos de la página o cuanta temática le resulte relacionada con los mismos.

La opinión de la web se expresa sólo en sus artículos. Los usuarios de este espacio exponen, por tanto, posturas personales. Los comentarios son plena responsabilidad de sus autores y la página es ajena a los mismos.

Nos reservamos el derecho a modificar los comentarios que incluyan nombres reales y a eliminar los comentarios que se condideren spam o ignoren estos criterios.

Se pueden discutir los criterios y alegar lo que se desee a través del correo companotrabajes@gmail.com.

Si alguna persona se sientiese fundadamente aludida en los comentarios y por ello ofendida, le rogamos se ponga en contacto para remediarlo.