Derechos
iguales para la mujer. Soy partidario, como el que más, de la completa
emancipación de la mujer y de su igualdad social con el hombre.
La
expresión "igualdad social con el hombre" implica que, junto con la
libertad, pedimos iguales derechos y deberes para el hombre y la mujer; es
decir, la nivelación de los derechos de la mujer, tanto políticos como sociales
y económicos, con los del hombre, en consecuencia, deseamos la abolición de la
ley familiar y matrimonial, y de la ley eclesiástica tanto como civil,
indisolublemente ligadas al derecho de herencia.
Abolición
de la familia jurídica. Al aceptar el programa revolucionario anarquista -
único que ofrece, a nuestro entender, condiciones para una emancipación real y
completa del pueblo común - y convencidos de que la existencia del Estado en
cualquiera de sus formas es incompatible con la libertad del proletariado e
impide la unión internacional fraterna de las naciones, expresamos la exigencia
de abolición de todos los Estados.
La
abolición de los Estados y del derecho jurídico implicará necesariamente la
abolición de la propiedad personal hereditaria y de la familia jurídica basada
sobre esta propiedad, porque ninguna de estas instituciones es compatible con
la justicia humana.
La
educación de los niños. Con la abolición del matrimonio se plantea la
cuestión de la educación de los niños. Su crianza, desde el embarazo de la
madre hasta su madurez, y su formación y educación, igual para todos, una
formación industrial e intelectual donde se combinen la capacitación para el
trabajo manual y mental, deben corresponder fundamentalmente a la sociedad
libre.
La
sociedad y los niños. Los niños no son propiedad de nadie: ni de sus
padres ni de la sociedad. Sólo pertenecen a su propia libertad futura. Pero en
los niños esta libertad no es todavía real; es sólo una libertad en potencia.
Porque una libertad real, es decir, la conciencia plena y su realización en
cada individuo, basada fundamentalmente en el sentimiento de la propia dignidad
y en un auténtico respeto por la libertad y la dignidad de los otros, o sea
basada en la justicia, sólo puede desarrollarse en los niños mediante un
desarrollo racional de su inteligencia, carácter y voluntad.
De
aquí se deduce que la sociedad, cuyo futuro depende por completo de la adecuada
educación e instrucción de los niños y que, por tanto, no sólo tiene el derecho
sino también la obligación de velar por ellos, es el único guardián de los
niños de ambos sexos. Y como la futura abolición del derecho a la herencia
convertirá a la sociedad en el único heredero, ésta tendrá que considerar como
una de sus primeras obligaciones el suministro de todos los medios necesarios
para el mantenimiento, la formación y la educación de los niños de ambos sexos,
con independencia de su origen o de sus padres.
Los
derechos de los padres se limitarán a amar a sus hijos y ejercer sobre ellos la
única autoridad compatible con ese amor, en la medida en que esta autoridad no
atente contra su moralidad, su desarrollo mental o su libertad futura. El
matrimonio como acto civil y político, al igual que cualquier otra intervención
de la sociedad en cuestiones amorosas, está llamado a desaparecer. Los niños
serán confiados, por naturaleza, y no por derecho, a sus madres, quedando la
prerrogativa de éstas bajo la supervisión racional de la sociedad.
Mijail A. Bakunin. Escritos de Filosofía Política
Mijail A. Bakunin. Escritos de Filosofía Política
Tomo II, Parte III, Capítulo 11.
Compilador: G.P. Maximoff
Los filósofos doctrinarios, tanto como los juristas y los economistas, suponen siempre que la propiedad es anterior al Estado, mientras que es evidente que la idea jurídica de la propiedad, tanto como el derecho de familia, la familia jurídica, no han podido nacer históricamente más que en el Estado, cuyo primer acto fue necesariamente el de constituirlos. Al instituirse la familia fundada sobre la propiedad y sometida a la autoridad suprema del esposo y del padre, Dios creó el germen del Estado. El primer gobierno fue necesariamente despótico y patriarcal.
Mijaíl A. Bakunin, "Obras Completas- Tomo 4"
El despotismo del marido, del padre y después del hermano mayor han hecho
de la familia, de por sí ya inmoral por su fundamento jurídico-económico, la
escuela de la violencia y de la estupidez triunfantes, de la cobardía y la perversión
cotidianas en el hogar doméstico.
Mijaíl A. Bakunin, "Obras Completas- Tomo 4"
Ediciones La Piqueta, Madrid, 1979, pág.124
Mijaíl A. Bakunin, “Obras Completas- Tomo 5”.
Ediciones La Piqueta, Madrid,
1986, pág.300
Entre las personas libres el colectivismo sólo puede darse en el curso natural de las cosas, por la fuerza de las circunstancias, no imponiéndolo desde arriba sino impulsándolo espontáneamente desde abajo, surgiendo necesaria y libremente cuando las condiciones del individualismo privilegiado -la política del Estado, los códigos de leyes civiles y criminales, la familia jurídica y los derechos de herencia- hayan sido arrasadas por la revolución.
Mijaíl A. Bakunin, "Tácticas revolucionarias".
Libros Dogal Libersoc S.L., Madrid, 1978, pág.104
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