HISTORIA: ¿QUÉ ES EL "ANARQUISMO SIN ADJETIVOS"?


En palabras del historiador George Richard Esenwein, el “anarquismo sin adjetivos” en su sentido más amplio “se refería a una forma de anarquismo sin apellidos, es decir, una doctrina sin etiquetas calificativas como comunista, colectivista, mutualista, o individualista. Para otros, … simplemente se entendió como una actitud que toleraba la coexistencia de diversas escuelas anarquistas.” (Anarchist Ideology and the Working Class Movement in Spain, 1868-1898, p. 135)

William Godwin (1756-1836)
El primero en usar esta expresión fue el cubano de nacimiento Fernando Tarrida del Mármol, quien la usó en noviembre de 1889, en Barcelona. Dirigía sus comentarios hacia los anarquistas comunistas y colectivistas de España, quienes por esa época estaban en un intenso debate sobre los méritos de sus respectivas teorías. El “anarquismo sin adjetivos” fue un intento de mostrar mayor tolerancia entre las tendencias anarquistas y de tener claro que los anarquistas no deberían imponer planes económicos preconcebidos a nadie - ni siquiera teóricamente -. Así, las preferencias económicas de los anarquistas son “secundarias” respecto de la abolición del capitalismo y el estado, siendo la libre experimentación la única regla de una sociedad libre.

 De esta manera, la perspectiva teórica conocida como “anarquismo sin adjetivos” fue uno de los productos colaterales del intenso debate dentro del movimiento anarquista. Los orígenes de la discusión se pueden trazar hasta el desarrollo del Anarquismo Comunista luego de la muerte de Bakunin en 1876. A pesar de no disentir completamente del Anarquismo Colectivista (como se puede observar en la famosa obra de James Guillaume “On Building the New Social Order” en Bakunin on Anarchism, los colectivistas efectivamente creían que su sistema económico derivaría hacia el comunismo libre), los Anarquistas Comunistas desarrollaron, profundizaron y enriquecieron la obra de Bakunin tal cual Bakunin había desarrollado, profundizado y enriquecido la de Proudhon. El Anarquismo Comunista estaba asociado a anarquistas tales como Elisée Reclus, Carlo Cafiero, Errico Malatesta, y (el más reconocido) Piotr Kropotkin.


Max Stirner (1806-1856)
Las ideas del Anarquismo Comunista reemplazaron al Anarquismo Colectivista como la principal tendencia anarquista en Europa, excepto en España. Aquí, el mayor problema no era el del comunismo (aunque para Ricardo Mella sí lo era en parte), sino el de la modificación de la estrategia y las tácticas que implicaba el Anarquismo Comunista. En esta época ( s.XIX ), los Anarquistas Comunistas promovían células locales (y puras) de militantes anarquistas, se oponían por lo general al sindicalismo (aunque Kropotkin no era uno de éstos ya que reconocía la importancia de las organizaciones de obreros militantes) y al mismo tiempo se oponían en cierta forma a la organización. No es de sorprender que este cambio de estrategia y tácticas diera lugar a una copiosa discusión desde el Colectivismo español que apoyaba con fuerza la organización y la lucha de la clase trabajadora.

P-J Proudhom (1809-1865)
El conflicto pronto cruzó las fronteras españolas y la discusión llegó hasta las páginas de La Revolte en París. Esto hizo que muchos anarquistas coincidieran con el argumento de Malatesta de que “no es correcto que nosotros, por decir lo menos, comencemos a reñir sobre meras hipótesis.” (citado por Max Nettlau, A Short History of Anarchism, pp. 198-9) Con el tiempo, la mayor parte de los anarquistas concordaron en que (para usar las palabras de Nettlau) “no podemos prever el desarrollo económico del futuro” (Op. cit., p. 201) y por tanto comenzaron a destacar los puntos en común (oposición al capitalismo y al estado) más que las distintas visiones de cómo funcionaría una sociedad libre. Con el correr del tiempo, la mayoría de los Anarquistas Comunistas se percataron de que ignorar el movimiento obrero aseguraba que sus ideas no llegaran a la clase trabajadora, mientras que la mayoría de los Anarquistas Colectivistas recalcaron su compromiso con los ideales comunistas y su aplicación, más temprano que tarde, luego de una revolución. De esta forma, ambos grupos de anarquistas pudieron trabajar juntos puesto que “no había razón para dividirse en pequeñas escuelas, en nuestro celo por resaltar ciertas características, sujetas a variación en el tiempo y el espacio, de la sociedad futura, la cual se encuentra muy distante de nosotros para permitirnos verla en todos sus ajustes y combinaciones posibles.”Además, en una sociedad libre, “los métodos y las formas individuales de asociación y acuerdos, o la organización del trabajo y de la vida social, no serán uniformes y no podemos, en este momento, hacer pronósticos o tomar determinaciones respecto de ellos.” (Malatesta, citado por Nettlau, Op. cit., p. 173). De modo que Malatesta prosigue: “incluso la disyuntiva entre el colectivismo anarquista y el comunismo anarquista es una cuestión de cualificación, de método y acuerdo,” ya que la clave es que, sin importar el sistema,“nacerá una nueva conciencia moral, que hará al sistema de salarios tan repugnante para los hombres (y las mujeres) como la esclavitud legal y la compulsión les son repugnantes ahora.” Si esto ocurre, entonces “cualquiera sea la forma específica de sociedad que resulte, la base de la organización social será comunista.” Mientras “nos aferremos a los principios fundamentales y … hagamos nuestro mejor esfuerzo en inculcarlos en las masas” no requeriremos “discutir sobre simples palabras o menudencias, sino que daremos a la sociedad pos-revolucionaria la dirección hacia la justicia, la igualdad y la libertad.” (citado por Nettlau, Op. cit., p. 173 y p. 174)

Mijail Bakunin (1814-1876)
De modo similar, en los Estados Unidos también hubo un debate intenso en esa época entre anarquistas Individualistas y Comunistas. Benjamin Tucker afirmaba que los Anarquistas Comunistas no eran anarquistas, mientras que John Most decía lo propio respecto de las ideas de Tucker. En tanto que personas como Mella y Tarrida proponían la idea de la tolerancia entre grupos anarquistas, algunos como Voltairine de Cleyre “empezaron a autodenominarse simplemente Anarquistas, y proclamaban como Malatesta un Anarquismo sin adjetivos, puesto que en ausencia de gobierno, se probarían muchos experimentos distintos en varias localidades para así determinar la forma más apropiada.”(Peter Marshall, Demanding the Impossible, p. 393). En sus propias palabras, toda una gama de sistemas económicos serían “probados ventajosamente en diferentes localidades. Vería los instintos y los hábitos de las personas expresarse a libre elección en cada comunidad; y estoy seguro que ambientes distintos supondrían distintas adaptaciones.”(“Anarchism”, Exquisite Rebel, p. 79). En consecuencia, “las formas -individualista y comunista- de sociedad, así como las muchas intermediaciones, en ausencia de gobierno, serían probadas en varias localidades, de acuerdo a los instintos y las condiciones materiales de las personas … La libertad y el experimento por sí solas pueden determinar las mejores formas de sociedad. Por lo tanto ya no me hago llamar sino simplemente ‘Anarquista.’” (The Making of An Anarchist, Voltairine de Cleyre Reader, pp. 107-8)

 Estos debates tuvieron un impacto duradero en el movimiento anarquista, con connotados anarquistas tales como de Cleyre, Malatesta, Nettlau y Reclus adoptando la perspectiva tolerante encarnada en la expresión “anarquismo sin adjetivos” (véase un excelente resumen de esto en A Short History of Anarchism de Nettlau, páginas 195 a 201). Añadimos también que es la posición dominante en el movimiento anarquista actual en tanto la mayoría de los anarquistas reconocen el derecho de otras tendencias a llamarse a sí mismas “anarquistas” al tiempo que, obviamente, mantienen sus propias preferencias por clases específicas de teoría anarquista y sus propios argumentos acerca de porqué los demás clases son inconsistentes. Sin embargo, debemos enfatizar que las diversas formas de anarquismo (comunismo, sindicalismo, religioso etc.) no son mutuamente excluyentes y que no hay que apoyar una y odiar las demás. Esta tolerancia es la que se refleja en la expresión “anarquismo sin adjetivos.” 

Piotr Kropotkin (1842-1921)
Un último punto, algunos “anarco”-capitalistas han tratado de usar la tolerancia asociada con el “anarquismo sin adjetivos” para argumentar que su ideología debiese ser aceptada como parte del movimiento anarquista. Después de todo, afirman, el anarquismo solo se trata de deshacerse del estado, y la economía es algo secundario. No obstante, este uso del“anarquismo sin adjetivos” es engañoso ya que en esa época era de acuerdo común que los tipos de economía que estaban en discusión eran todos anti-capitalistas (i.e. socialistas). Para Malatesta, por ejemplo, había “anarquistas que pronostican y proponen otra solución, otras formas futuras de organización social” ajenas al anarquismo comunista, pero que, “como nosotros, desean destruir el poder político y la propiedad privada.” “Deshagámonos,” argüía, “del exclusivismo de las escuelas de pensamiento” y “lleguemos a una comprensión de las maneras y los medios, y avancemos.” [citado por Nettlau, Op. cit., p. 175] En otras palabras, se coincidía en que el capitalismo debía ser abolido junto con el estado y que una vez hecho esto, se desarrollaría la libre experimentación. Así, la lucha contra el estado solo era una parte de una lucha mayor para poner fin a la opresión y la explotación, y no podía disociada de estos objetivos más amplios. Dado que los “anarco”-capitalistas no buscan abolir el capitalismo junto con el estado, no son anarquistas, de modo que el “anarquismo sin adjetivos” no se aplica a los autodenominados “anarquistas” capitalistas (véase la sección F acerca de por qué el “anarco”-capitalismo no es anarquista).

 Esto no quiere decir que después de una revolución las comunidades “anarco”-capitalistas no existirían. Ni mucho menos. Si un grupo de personas quisiera formar dicho sistema, podrían hacerlo, al igual que podríamos esperar que una comunidad que apoye el socialismo de estado o la teocracia viva bajo ese régimen. Tales enclaves jerárquicos existirían simplemente porque es difícil que todo el mundo, o incluso un área geográfica dada, se conviertan en anarquistas al mismo tiempo. La clave está en recordar que ningún sistema de esta clase sería anarquista, y por lo tanto, no sería un “anarquismo sin adjetivos.”


Fuente/ http://www.abajolosmuros.org/index.php/anarquismo/395-que-es-el-anarquismo-sin-adjetivos 

17 comentarios:

  1. Muy resumido, el anarquismo hoy, que es lo mismo que decir el anarquismo sin adjetivos, teniendo como precursor a William Godwin, es una fusión entre el individualismo de Stirner, el mutualismo de Proudhom y el colectivismo de Bakunin, concretada en el comunismo libertario de Kropotkin, todas ellas corrientes de pensamiento desarrolladas en el siglo XIX y principios del siglo XX, y de carácter por entero anticapitalista y socialista.

    Entre los precursores europeos del anarquismo, también tienen relevancia, aunque menor que la de Godwin, los arquitectos de la utopia, término usado en Historia del Arte para referirse a Charles Fourier (1772-1837) y Robert Owen (1771-1858). Si bien Owen -considerado padre del cooperativismo- era contrario a la revolución y acabó atrapado por el espiritualismo, y Fourier no creía ni que todas las personas fuesen iguales, ni que debiese suprimirse la propiedad privada, la “academia” los considera como socialistas utópicos, y los relaciona con el anarquismo por lo avanzado y creativo de sus propuestas, en contraste con el muermo de las aburridas tesis marxistas.

    Leer este artículo ayudaría y mucho a personas como Carlos Taibo, para dejar de repensar la anarquia y ponerse a pensar lo que realmente es, claro que ese sinvergüenza seguro que prefiere seguir “haciendo caja” vendiendo basura, aprovechándose del anarcoanalfabetismo, como hace su amiguete el tarado Heriberto (Félix Rodrigo Mora).

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  2. Y sobre el término libertario, tan manoseado por unxs y otrxs, decir que es sinónimo de anarquista, y que la primera persona en definirse como tal fue el anarquista francés Joseph Déjacque (1821-1864), autor de la inmortal obra El Humanisferio, publicada en 1858.

    Por cierto que en la Escuela de Falangistas de Miguel Servet, olvidada y cojiendo polvo al lado de libelos de Rodrigo Mora y Carlos Taibo, tienen una valiosísima edición de El Humanisferio, publicada por la editorial “La Protesta” de Buenos Aires en 1927, si es que el canalla de xxxxxxxxx no la ha regalado ya.

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  3. En algunos aspectos el artículo me parece algo confuso, pero en líneas generales está bien.

    Los problemas en Francia en los que intervino “Le Révolté” (a partir de 1887 “La Révolte”), fueron entre los llamados ilegalistas y el resto de anarquistas, y fué precisamente el periódico de inspiración comunista libertaria fundado en 1879 por Kropotkin quien sirvió de puente entre unos y otros, uniendo las posturas de los comunistas libertarios -que eran partidarios del asociacionismo obrero- a las de los ilegalistas -afines al individualismo anarquista-.

    Los problemas entre mutualistas(proudhonianos) y colectivistas(bakuninistas) se resolvieron definitivamente en el Cuarto Congreso de la AIT celebrado Basilea en 1869, en un informe de De Paepe (mutualista en aquella época) refiriéndose a mutualistas y colectivistas decía “abandonan su categoría exclusiva y absoluta, se abrazan y se compenetran hoy en la Internacional, en una nueva concepción de la sociedad”(1), si bien en ese mismo Congreso se recrudecían con Marx, al aprobar la mayoría de los delegados a propuesta de Bakunin y para disgusto de Marx y sus seguidores, la abolición completa y radical del derecho de herencia, en palabras de Víctor García “quedó bien patente que Marx había sufrido una de las peores derrotas de todos los tiempos”(2), de la que no tardaría en vengarse.

    El pedante y retardatario Ricardo Mella, precursor no reconocido de la basura posmoderna, en su despiste prolongó algunas polémicas en España fuera de tiempo, pero al fin nadie le hizo caso, y no es de extrañar, he aquí alguna de sus perlas escrita en 1910 en el nº 6 de “Acción Libertaria”, en un artículo titulado “Dos conferencias: Maeztu y Alomar”, siendo para esas fechas Ramiro de Maeztu un reaccionario de tomo y lomo, empieza el artículo así “Recio y duro habló Maeztu en el Ateneo de Madrid. Su conferencia La Revolución de los Intelectuales es un acontecimiento político digno de toda atención”(3), y del resto del artículo me quedo con esto por lo disparatado “¡Hacer kantismo! ¿Pero de donde sale Maeztu que ignora ha pasado eso hace tiempo, que es absolutamente inactual? No ya el filosofismo alemán, el sociologismo de los Marx, Bakunin, Kropotkin, etc., actualidad vivida ayer mismo, está pasando a la historia en estos instantes.”(4)



    (1) La Anarquía a través de los tiempos, Max Nettlau. Editorial Jucar, 1ª edición, 1978, Gijón, pág.95
    (2) La Internacional obrera, Víctor García. Editorial Jucar, 1ª edición, 1978, Gijón, pág.87
    (3) Ideario, Ricardo Mella. Producciones Editoriales, 1978, Barcelona, pág.259
    (4) Ibid., pág.261

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    1. La futurología tampoco se le daba muy bien a Ricardo Mella.

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  4. SOBRE COLECTIVISTAS Y COMUNISTAS LIBERTARIOS (ANARCOCOMUNISTAS). EL ANARQUISMO SIN ADJETIVOS

    “El anarco-comunismo había comenzado a ser teorizado por Kropotkin a mediados de la década de los setenta, siendo adoptado también por Malatesta, Cafiero y otros de forma independiente. A finales de la década había sido prácticamente asumido por el movimiento anarquista internacional. El Congreso de Londres en 1881 confirmó esa tendencia”(1).

    Sin embargo en España no se dieron por enterados, pese a que el delegado español al Congreso de Londres “estuvo en todo de acuerdo con las proposiciones de Malatesta. Pero en España no se dió mucha publicidad a sus resoluciones.”(2) , y así llegamos al Congreso de Sevilla de 1882 que fue el “escenario de un debate abierto entre anarco-colectivistas bakuninistas y los seguidores del anarco-comunismo de Kropotkin. La posición del anarco-comunismo fue defendida por Miguel Rubio, de Sevilla, y la de los colectivistas por Josep Llunas, de Barcelona.”(3).

    En 1886 en la revista Acracia, escribía Teobaldo Nieva un artículo “titulado Colectivismo y Comunismo, en el que molestado el autor por lo que escribían los anarquistas de otras naciones de los españoles, decía que bien explicadas ambas dóctrinas resultaban iguales”(4), y que la diferencia era cuestión de nombre, tesis que ya había sido sostenida en el Congreso de Sevilla de 1882 en un “extenso discurso de Josep Llunas defendiendo el colectivismo, declarándose a su vez comunista.”(5).

    “La Révolte, de París, correspondiente a los días 10 y 20 del mes de agosto de 1887, dedicó dos artículos a los anarquistas españoles, titulados: Comunistas y Colectivistas, en defensa del comunismo , y que reprodujo Acracia poniéndole el siguiente comentario: Nuestro querido colega La Révolte de París, ha publicado los dos artículos que dejamos transcritos. Refiriéndose a los mismos, El Productor, de Barcelona, en su número 59, ha publicado una rectificación, de la cual entresacamos los siguientes párrafos, con los que nos hallamos perfectamente de acuerdo: Tal vez fuera de España se entienda el colectivismo de diferente modo que los anarquistas españoles lo hemos entendido, cuando con tanta inquina lo combate nuestro querido colega parisiense (…) Hasta el día siguiente de la Revolución los anárquicos colectivistas españoles estamos en un todo conformes con los comunistas anárquicos franceses, o, cuando menos, con los que piensan como La Révolte.”(6).

    “Hasta ahora, la práctica totalidad de los historiadores han venido repitiendo, con más o menos acierto, que las luchas entre comunismo y colectivismo provocaron las crisis internas de la FTRE, su decadencia, y su desaparición en 1888. Sin embargo, intentaré demostrar que la ideología anarco-comunista tuvo poco que ver con estos hechos y sólo cobró importancia cuando las crisis internas del anarco-colectivismo abrieron brecha suficiente para que penetrase”(7).

    Finalmente la polémica entre unos y otros se resolvió en estos términos, “ya que un entendimiento manteniendo cada cual sus posiciones era imposible, fue el acuerdo de participar todos en la acción anarquista independientemente de la finalidad económica que cada cual sostuviese o apoyase. A esta fórmula se la denominó ANARQUISMO SIN ADJETIVOS. En el artículo Questions de Tactique (Barcelona, 7 de septiembre 1890), aparecido en La Révolte, París, 6 a 13 de septiembre, se dice: Nous sommes anarchistes, nous prêchons l'Anarchie sans adjectifs. L'anarchie c'est un axiome; la question économique c'est une chose secondaire... Este artículo lo atribuye Nettlau al anarquista español Tarrida del Mármol”(8).

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    1. (1) Antología documental del anarquismo español- vol.1, Francisco Madrid y Claudio Venza. Fundación Anselmo Lorenzo, 2001, Madrid, pág.56
      (2) Ibid., pág.57
      (3) Los anarquistas españoles. Los años heróicos 1868-1936, Murray Bookchin. Numa Ediciones, 2ª edición, 2001, Valencia, pág.148
      (4) La evolución de la filosofía en España, Federico Urales. Ediciones de Cultura Popular S.A., 1968, Barcelona, pág.137
      (5) Antología documental del anarquismo español- vol.1, Francisco Madrid y Claudio Venza. Fundación Anselmo Lorenzo, 2001, Madrid, pág.57
      (6) La evolución de la filosofía en España, Federico Urales. Ediciones de Cultura Popular S.A., 1968, Barcelona, pág.138
      (7) Antología documental del anarquismo español- vol.1, Francisco Madrid y Claudio Venza. Fundación Anselmo Lorenzo, 2001, Madrid, pág.61
      (8) Ibid., pág.63

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  5. Amplio un poco más el tema con este fragmento de “La evolución de la filosofía en España” de Federico Urales, publicado por entregas en la Revista Blanca de Barcelona entre 1900 y 1902:

    “La diferencia entre lo que los colectivistas decían del comunismo y del colectivismo en Revista Social y en el Certamen socialista celebrado en Reus el año 85 y lo que dijeron pocos años después en El Productor y Acracia es bien diferente. Para aquéllos el colectivismo era, sin disputa, sin duda alguna, el mejor sistema económico, y el comunismo una aberración; para éstos, la diferencia entre el comunismo y el colectivismo es sólo cuestión de nombre y casi se declararían comunistas si no creyeran incompatible la libertad individual en el comunismo. Lo que puede el poder de la razón en hombres que no se casan con los ideales. De momento se recuerda lo que uno ha defendido creyéndolo justo, después este amor propio desaparece y el hombre declara francamente que se ha equivocado. De los que escribían Acracia y El Productor todos son hoy comunistas (eran cuando vivían; ninguno existe ya al publicarse este libro), y sólo uno lo ha declarado francamente (1). Pellicer escribe La Protesta Humana, de Buenos Aires, periódico anarquico comunista. Pedro Esteve escribe El Despertar, de Peterson, periódico que se subtitula anarquista únicamente, pero cuyas doctrinas son comunistas; comunistas también Fernando Tarrida y Anselmo Lorenzo. En cuanto a Ricardo Mella, ya hemos visto que sus últimos argumentos, en favor de la sociedad futura, son netamente comunistas. El mismo José Prat, hijo de la escuela colectivista barcelonesa, es hoy comunista.”(2)

    (1) Se refiere a él mismo.
    (2) La evolución de la filosofía en España, Federico Urales. Ediciones de Cultura Popular S.A., 1968, Barcelona, pág.140

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  6. Sobre la posición de Malatesta al respecto:

    “Llegó en noviembre de 1891 a Barcelona. Después de dar muchas conferencias en Barcelona, en el Llano y en otras ciudades de Cataluña, casí siempre en compañía de Pedro Esteve, emprendió con éste una campaña en diciembre, enero y febrero, pasando por Reus, Zaragoza, Logroño, Sestao, Ortuella, Santander, Valladolid y llegando a Madrid, donde les sorprendió la noticia de la insurrección campesina de Jerez (noche del 8 al 9 de febrero de 1892). En las conferencias se expresaba Esteve en lenguaje colectivista y Malatesta comunista. Cierta vez habló Tarrida del Mármol con ellos explicando su concepción del anarquismo sin adjetivos.”(1)

    Y acerca de la CNT de España sobre el tema, es la misma desde que en 1919 en el Congreso celebrado en el Teatro de la Comedia en Madrid, aprobara como declaración de Principios que “la finalidad que persigue la Confederación Nacional del Trabajo de España es el Comunismo Anárquico”(2), acuerdo ratificado en el Congreso Nacional extraordinario de junio de 1931, celebrado en el Conservatorio de Madrid, y en 1936, remito a la decimoctava sesión del Congreso de Zaragoza, celebrado en mayo de 1936, donde se presentó a aprobación el concepto confederal de comunismo libertario:

    “Puesto a consideración de los congresistas el dictamen es aprobado unanimemente con la adición siguiente: Adición aprobada por el Congreso al dictamen sobre Concepto Confederal del Comunismo Libertario, que pasa a referéndum de los Sindicatos para su aprobación o rechazo: En vista del poco tiempo de que ha dispuesto esta Ponencia para la redacción del dictamen, proponemos se nombre una Comisión compuesta de cinco camaradas, los cuales, ateniéndose a las líneas y principios señalados en este dictamen, elaboren, debidamente articulado, un dictamen más completo en su forma y con los asesoramientos técnicos debidos. Si el Congreso así lo acordase, este trabajo debería estar hecho en el término de dos meses a partir de la aprobación del presente.- La Ponencia. Zaragoza, 9 de mayo 1936.
    Siendo las nueve de la noche se levanta la sesión.”(3)

    En palabras del anarquista aragonés Ramón Liarte (1918-2004):

    “La Confederación Nacional del Trabajo quiere establecer una sociedad de productores y consumidores libres que facilite y ordene la igualdad en la distribución de los bienes. Somos comunistas libertarios. Propiciamos la igualdad político-social y económica; buscamos que los medios de sostenimiento, instrucción y educación sean disfrutados equitativamente por todos los seres humanos.”(4)


    (1) La vida de Errico Malatesta, Max Nettlau. Ediciones Tierra y Libertad, 1945, Toulouse, pág.24
    (2) Acuerdos de Congresos. SUPPLEMENT AU Nº597 D'ESPOIR, Toulouse, pág.31
    (3) CNT El Congreso Confederal de Zaragoza. Actas. Edita ZERO, S.A., 1978, Bilbao, pág.207
    (4) La CNT y los pueblos de España, Ramón Liarte. Ediciones Espoir, circa 1970, Toulouse, pág.13

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  7. Piotr Kropotkin sentó las bases del comunismo libertario, y este no sólo defiende el asociacionismo obrero sino cualquier tipo de asociacionismo, considerándolo expresión del apoyo mutuo.

    Si bien “El apoyo mutuo” de Piotr Kropotkin, publicado en Londres en 1902, recopilación de artículos publicados entre 1890 y 1896 en la revista “The Nineteenth Century”, es principalmente una obra de etología, dedica todo un capítulo a este asunto, el capítulo ocho, el último de la obra antes de la conclusión y los apéndices, y en él no sólo defiende las asociaciones obreras, evocando su larga lucha -resaltando la figura de Robert Owen en el incipiente sindicalismo-, sino también todo tipo de sociedades recreativas, deportivas, científicas,literarias, artísticas, educativas, etc., desde la Sociedad de Salvamento Marítimo de Inglaterra, a la que dedica un par de páginas,hasta el Club de Ciclistas Asociados, del que refiere su crecimiento exponencial, que califica de inusitado:

    “La práctica de la ayuda mutua, bajo tales circunstancias, estaba bien lejos de ser cosa fácil. Y sin embargo, a pesar de todos los obstáculos, de cuyas proporciones nuestra generación ni siquiera tiene la debida idea, ya desde el año 1841 comenzó el renacimiento de las uniones obreras, y la obra de la asociación de los obreros se prolongó incansablemente desde entonces hasta el presente; hasta que, por fin, después de una larga lucha que duraba más de cien años, fue conquistado el derecho de pertenecer a las uniones.”(1)

    “La cantidad innumerable de sociedades, clubs y asociaciones de distracción, de trabajos científicos e investigaciones, y con diferentes fines educacionales, etc., que se constituyeron en los últimos tiempos, es tal que se necesitarían muchos volúmenes para su simple inventario. Todos ellos constituyen la manifestación de la misma fuerza, enteramente activa que incita a los hombres a la asociación y el apoyo mutuo.”(2)


    (1) El apoyo mutuo, Piotr Kropotkin. Editorial ZERO S.A., 2ª edición, 1978, Bilbao, pág.259
    (2) Ibid, pág.269

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  8. Últimamente reaparecen en la Escuela de Falangistas de Miguel Servet sus más destacados miembrxs, La Banda de los Cuatro, raro, raro, raro... cuando el jefe está de vacaciones, los ratones salen a bailar.

    ¿Se traerán algo entre manos o como nos tienen acostumbrados, será sólo para cubrir su afán de protagonismo y compensar un poco su complejo de inferioridad, antes de que vuelva el jefe?

    Cada día más derechistas, hasta que finalmente se les caiga definitivamente la careta, y eso que en Zaragoza es la policía(1) con infiltrados la que periódicamente ubica ideológicamente a la CNT, porque sino la deriva fascista hace años los habría llevado directamente al lado del MSR (organización fascista de Zaragoza).

    A Mussolini lo tienen en casa, Pablito es el ejemplo perfecto de liberado sindical, la jerarquización dentro de una estructura vertical la representa perfectamente La Banda de los Cuatro dentro de la CNT de Zaragoza, la utilización que han hecho de las Secciones Sindicales es degradante, su crecimiento e implantación es mentira -el gusano en el anzuelo (únete a la secta) para atraer a incautxs con carencias afectivas y sin ideología-, una organización que desprecia la inteligencia y se jacta de ello, que funciona como una mafia con amenazas, coacciones, malos tratos, violencia en definitiva, ah y se me olvidaba con la omertá, mantenida por la Administración con el cuento del Patrimonio Sindical (del Histórico ya se llevaron buena tajada) y la “legitimidad” histórica, sin coherencia ideológica y cada día más derechistas, por ejemplo denunciando ahora la desestructuración social, se supone en defensa del orden burgués, y la crisis de la familia, en defensa de la institución familiar, aunque esto sea anecdótico en un contexto general que da ganas de vómitar a cualquiera.


    (1) Me pregunto dónde andará ahora el “compañero” aquel de SODEMASA ¿?

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    1. "Pablito es el ejemplo perfecto de liberado sindical", y sin siquiera ser trabajador.

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  9. Más noticias sobre Heriberto García Díaz (Félix Rodrigo Mora), Frank G. Rubio y María del Prado Esteban, los intelectuales orgánicos de las Jornadas Culturales del X Congreso de la CNT celebrado en Córdoba en 2010.

    Resulta que una de las páginas web que les promociona, un portal abiertamente de derechas, como no podía ser menos, aparece más que salpicado ahora en una trama de corrupción política del PP, como beneficiaria de ayudas millonarias.


    http://www.eldiario.es/madrid/Canal-Isabel-II-anuncios-audiencia_0_520398584.html

    http://www.elpulso.es/?s=felix+rodrigo+mora&submit=Ir

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  10. ABSTENCIÓN ACTIVA, LENINISMO O ANARQUISMO

    La Escuela de Falangistas de Miguel Servet cumpliendo con la tradición vuelve a invitar a la abstención activa, como si cada cuatro años eso les hiciera anarquistas por arte de magia.

    No hay que ser muy listo, y lejos de dogmatismos -el anarquismo no es una religión (mitos, ritos y dogmas), sino un pensamiento filosófico con su propia teoría política-, no votar en las circunstancias actuales significa simplemente aceptar la tesis de Lenin “cuanto peor, mejor”.

    Participar votando en la mascarada electoral no significa vender el alma, como berrean rasgándose las sotanas lxs guardianxs del anillo en sus sedes pontificias -y es que hay que insistir, el anarquismo no es una religión-, para un anarquista votar en tales condiciones sólo significa sumar en el recuento, y no compromete a nada ni con el partido al que vota, ni mucho menos con el sistema de partidos que pretende legitimarse así, al no ser democracia directa -asamblea entre iguales-, a un anarquista no le compromete a nada.

    Para luchar por la anarquía, lo que hace falta es cultura general y salir del anarcoanalfabetismo, así que cuantas mejores condiciones se den para ello, mejor. En España ni siquiera el Estado es laico, en gran medida la educación sigue en manos de la iglesía católica, y la derecha, la casta política, el PP-PSOE, llevan desde la Transición turnándose en el poder, igual que durante la Restauración Borbónica hacían el partido liberal de Sagasta y el conservador de Cánovas, con el mismo resultado que entonces, puertas giratorias, corrupción, caciquismo y expolio del país.

    A los anarquistas no nos interesa que las cosas empeoren aún más. España es el segundo país de la Unión Europea después de Rumania con mayor índice de pobreza infantil. Piensa y vota, si tú no votas, otros lo harán por tí.

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    1. Y quiero resaltar que una cosa es votar, y otra muy distinta presentarse como candidato o militar en un partido político, cosas incompatibles con las ideas anarquistas, como es el caso de Beltrán Roca Martínez, el oportunista apparatchik de la CNT-AIT en El Puerto de Santa María (Cádiz), candidato de la plataforma “Ganemos El Puerto” en las municipales de 2015.

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  11. Si bien no puede compararse por la distancia y lo diferente de las circunstancias históricas, esto es lo que opinó Federico Urales ante las elecciones de febrero de 1936 que dieron el triunfo al Frente Popular: “consideraría un grave error por parte de los anarquistas permitir con su actitud durante el período electoral que los derechistas vencieran a los izquierdistas”(1).

    Juan Gómez Casas cita a Abad de Santillán “Por motivos de táctica, no se dijo que había que acudir a las urnas, pero tampoco se aconsejó boicotearlas, y en esa actitud se mantuvieron los órganos de prensa más difundidos, Solidaridad Obrera y Tierra y Libertad.”(2). Peirats, historiador oficial de Toulouse antes de Juan Gómez Casas, pasando también de puntillas concluye el asunto así, “La CNT había llevado a cabo una campaña antielectoral imperceptible por su tibieza. Los resultados del sufragio fueron favorables a las izquierdas.”(3).

    “Gerald Brenan en Laberinto Español afirma que el incremento de un millón y cuarto de votos escrutados por la izquierda, con respecto a las cifras de 1933, se explica en gran parte por los votos anarquistas”(4).



    (1) Los anarquistas españoles. Los años heróicos 1868-1936. Murray Bookchin. Numa Ediciones, 2ª edición, Valencia, 2001. Pág.389
    (2) Historia de la FAI. Juan Gómez Casas. Fundación Anselmo Lorenzo, 3ª edición, Madrid, 2002. Pág.210
    (3) La CNT en la revolución española, tomo I. José Peirats. Asociación Artística La Cuchilla, 2ª edición, Cali (Colombia), 1988. Pág.111
    (4) Enseñanzas de la revolución española. Vernon Richards. Campo Abierto Ediciones, Madrid, 1977. Pág.16

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  12. Aunque las urnas no sean parte de la solución sino parte del problema, hasta que las personas no tengan conciencia de sus vidas y dejen de aceptar que otros les representen, lxs políticxs seguirán aprovechándose de la situación y haciendo su agosto cada cuatro años. Sobre la sensibilidad social de los diferentes partidos que se presentan a las elecciones, si le preguntas al cautivo (y todos somos cautivxs por el puto Contrato Social de Rousseau) qué prefiere, un látigo de siete puntas o una patada en el culo, a no ser que sea bobx, no tendrá ninguna duda.

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    1. Por cierto sobre esto de que otros “les representen”, contaré una anecdota de la asamblea en la que se decidió por amplia mayoría en Zaragoza impugnar la celebración del Congreso de Córdoba (1), una de las muchas razones que se dió, era que el resto de federaciones de la Regional traían como acuerdo adherirse a la decisión que tomara el sindicato de Zaragoza, cosa que aunque habitual, nos parecía poco seria tratándose de un Congreso. Por supuesto nadie en la Regional, ni dentro ni fuera de Zaragoza, había hecho ningún trabajo previo relacionado con el congreso.



      (1) Los acuerdos de esta asamblea, después de deshacerse de la mayoría de militantes de la organización, fueron impugnados por otra, con la incorporación a la CNT de La Banda de Los Cuatro (el único de los cuatro que estaba antes, era el hoy liberado sindical Pablo Agustin).

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