BOLIVIA: La farsa cruel de la DEMOCRACIA REPRESENTATIVA

 



por Javier Montenegro


En Bolivia las últimas elecciones de octubre de 2020 ejemplifican muy bien la farsa de las democracias representativas en las que las promesas de campaña, son sólo eso, promesas hechas para no cumplirse; y los políticos una vez confirmada su elección se olvidan de la organización por la que fueron elegidos para abandonarse a sus ambiciones personales, el nepotismo y la corrupción.

En noviembre de 2020 el MAS-IPSP ganó las elecciones generales y un mes después Luís Arce se posesionó como nuevo presidente de Bolivia, desde entonces casi tres años después, contra todo pronóstico su acción de gobierno ha tenido como eje principal dividir al MAS-IPSP y atacar a Evo Morales Ayma, paradójicamente el mismo objetivo del Golpe de Estado de 2019 y del gobierno de facto de la usurpadora Jeanine Añez impuesto por los golpistas.

Después de siglos de colonialismo, racismo y regímenes autoritarios en un país con una de las oligarquías más atrasada del planeta, en 2006 una organización socialista, el MAS-IPSP nacido en 1997 y aglutinante de las fuerzas sociales de izquierdas, indígenas, campesinos y sindicatos de clase; llegó a la jefatura del Estado implementando un proceso constituyente que transformó las estructuras del Estado y de Bolivia entera. Desde entonces hasta el Golpe de Estado de 2019 promovido por los Estados Unidos para robar el litio, pero también por la OEA (1) y la Unión Europea (2); los distintos gobiernos del MAS-IPSP, que ganaron elecciones sucesivas, pusieron en marcha el llamado “proceso de cambio” que implementó políticas sociales y de nacionalización de recursos, que conllevó grandes logros económicos y notorias mejoras sociales.

Con la ruptura del orden constitucional y la institucionalidad democrática en 2019, después de 21 días de algaradas callejeras y vandalismo protagonizado por organizaciones de extrema derecha con la excusa de un supuesto fraude electoral nunca demostrado; los golpistas impusieron por la fuerza de las armas un gobierno de facto que como primera providencia desató la represión contra los movimientos sociales, dejando sólo en las masacres de Sacaba y Senkata según la CIDH (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) 36 muertos y más de 500 heridos; y persiguiendo a los más destacados líderes del MAS-IPSP, que para salvar sus vidas tuvieron que huir al exilio o refugiarse en embajadas.

Y en este marco de represión; con cientos de detenciones arbitrarias sin garantías procesales, ataques a familiares y asaltos a viviendas de líderes del MAS-IPSP, censura de medios de comunicación de izquierdas, cerrando en primera instancia 53 radios comunitarias que después de un año llegaban al centenar, para acabar con la memoria del liderazgo de Evo Morales Ayma -el primer presidente indígena de Latinoamérica-; a la vez que infiltraban sindicatos y organizaciones sociales para manipularlas, abrían los brazos a aquellos masistas que repudiaran públicamente a Evo Morales Ayma.

Con el apoyo de todos los medios de comunicación de masas naturalizaron así la división entre “masistas buenos” y “masistas malos”, permitiendo a los primeros, si bien con las manos atadas y sometidos a sus órdenes, permanecer en las instituciones del Estado; lo que ante tanto atropello a la Constitución, a las propias Instituciones del Estado, al Estado de Derecho y las libertades públicas, parecía dar algo de barniz de normalidad democrática al gobierno usurpador, aunque para cualquier observador por poco atento que estuviese, fuera parte de la mascarada golpista y una notoria impostura.

Esto de los “masistas buenos” y “masistas malos”, viene de muy lejos, herencia del pasado colonial y los españoles que diferenciaban entre “indios buenos”, los colaboracionistas y cómplices de la Corona conocidos después peyorativamente como “felipillos”; y los “indios malos”, antes los inconformistas y díscolos, y ahora los "malditos comunistas".

Así al amparo del Golpe de Estado de 2019 apareció en la escena política un grupo de masistas, y no fueron pocos, que hasta entonces habían estado en la segunda fila del MAS-IPSP y que como el miedo es libre, a cambio de seguridad personal y conservar sus privilegios de clase (de la clase política), se sumaron encantados de forma activa o pasiva al Golpe de Estado. “Masistas buenos” a los que los golpistas convirtieron en interlocutores, buscando con ese gesto legitimarse ante la opinión pública internacional.

La persona que en primera instancia se prestó a encabezar esta “operación limpieza” para blanquear el MAS-IPSP fue la oportunista Eva Copa, hoy alcaldesa de El Alto y entonces flamante nueva presidenta del Senado (donde el MAS-IPSP conservaba la mayoría absoluta), cargo que ocupó desde el Golpe de Estado hasta la vuelta de la democracia; y durante todo el año de gobierno de facto de la usurpadora Jeanine Añez (hoy en la cárcel de Miraflores), Eva Copa intentó usurpar el MAS-IPSP igual que Jeanine Añez usurpó la jefatura del Estado. Durante ese año paralizó el Senado permitiendo todo tipo de tropelías a los poderes ejecutivo y judicial, y sólo lo activó a pedido de los golpistas para aprobar con trampas la renuncia de Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera, una renuncia hecha desde Argentina más de dos meses después del Golpe de Estado, bajo muchas presiones y coacción, y para evitar males mayores. 

Durante ese mismo año Eva Copa se paseó de una televisión a otra promocionándose y anunciando que había llegado la hora de renovar el MAS-IPSP, sin perder ocasión de atacar a Evo Morales Ayma para regocijo de los golpistas. 

Pero con la vuelta de la democracia concretada en la convocatoria de elecciones generales el 18 de octubre de 2020 que ganó el MAS-IPSP por mayoría absoluta, y la vuelta a Bolivia de Evo Morales Ayma el 9 de noviembre del mismo año; la carroza de oro de Eva Copa se convirtió en calabaza, los lacayos de librea y bellos corceles en lagartijas y ratones asustados, sus ricos ropajes se transformaron en simples harapos y sus zapatos de cristal en alpargatas de andar por casa.

Eso sí, no sin resistencia.

Primero intentó tímidamente postularse como candidata a la presidencia de Bolivia insistiendo con el cuento de la renovación y apelando al "Me Too" y su condición de mujer aimara, pero se encontró con que el MAS-IPSP ya había decidido candidato. Luego quiso autoproclamarse candidata del MAS-IPSP a la alcaldía de El Alto pero el MAS-IPSP optó por elegir otro candidato. Lo siguiente fue el abandono del MAS-IPSP para presentarse en las elecciones municipales de marzo de 2021 a la alcaldía de El Alto dentro de Jallalla, una agrupación política instrumental de la derecha que en las elecciones del 2020 se había presentado como Frente Para la Victoria (FPV) promoviendo la candidatura a la presidencia del doctor Chi Hyun Chung, un psicótico de extrema derecha; y con Jallalla ganó las elecciones después de una campaña millonaria por la que nunca ha dado explicaciones.

Expulsada del MAS-IPSP por tránsfuga y luego de Jallalla por antagonismos con el doctor Chi Hyun Chung; Eva Copa sigue contando con el apoyo de los Estados Unidos (la revista Time de New York la distinguió en 2022 dentro de su lista “Time 100 Next”) y de todas aquellas fuerzas que en su día apoyaron el Golpe de Estado de 2019, incluida la iglesia católica (ella es metodista) y personajes tan pintorescos como la narcisista María Galindo, una mujer que ha hecho de rentabilizar el feminismo su "modus vivendi" y que se proclama artista y anarquista -algo así como Uzcátegui (3) en Venezuela-, que ni lo uno ni lo otro, pero eso sí, enemiga acérrima y visceral de Evo Morales Ayma en comunión con todos los sectores refractarios al “proceso de cambio” y los gobiernos del MAS-IPSP; y que siempre ha apoyado abiertamente a la oportunista y ambigüa Eva Copa, desde las primeras horas del Golpe de Estado de 2019 hasta hoy como el recambio necesario en el liderazgo del MAS-IPSP.

El caso es que estos “felipillos” que estuvieron todo el año de gobierno de facto de la usurpadora Jeanine Añez con el apoyo incondicional del aparato mediático golpista, intentando liquidar políticamente a Evo Morales Ayma con mil historias y el cuento de una supuesta y necesaria renovación; al cabo del tiempo se han convertido en el principal apoyo de las ambiciones personales del presidente Luís Arce y “la izquierda criolla de salón” encabezada por Álvaro García Linera, y que estos parecen haber pactado paz social con la derecha golpista -siempre dispuesta a incendiar las calles-, a cambio de impunidad y posponer “sine die” el juicio de responsabilidades por el Golpe de Estado. Haciendo propia la determinación golpista de impedir la candidatura de Evo Morales Ayma en las próximas elecciones generales de 2025 y si fuera posible, intentar la proscripción del MAS-IPSP. Mientras los principales artífices del Golpe de Estado siguen en la calle, sin enfrentar imputación alguna: Carlos Mesa, Tuto Quiroga, Doria Medina, Iván Arias, Amparo Carvajal, Vicente Cuellar, Jhonny Fernández, Carlos Valverde, etc.

El hipócrita y desleal Luís Arce y el conspirador gurú “new age” David Choquehuanca al que la ambición de poder se le sale por las orejas, han traicionado al MAS-IPSP; usaron el MAS-IPSP como escalera para alcanzar el poder y desde entonces parecen decididos a apropiarse de la organización o destruirla. No se ha depurado a la policía ni a los militares golpistas, artífices en primera línea del Golpe de Estado; ni a los jueces prevaricadores y golpistas, tampoco a los funcionarios puestos a dedo en los ministerios por los golpistas de 2019. Luís Arce y David Choquehuanca han conseguido dividir al MAS-IPSP de las dos cámaras de la Asamblea Legislativa Plurinacional en dos bancadas: radicales (evistas) y renovadores (oficialistas). Y haciendo circular maletines con dinero y prebendas para comprar voluntades, están pasando una apisonadora por el MAS-IPSP, un rodillo que está aplastando una tras otra todas las organizaciones sociales que constituyen el Pacto de Unidad del MAS-IPSP. La finalidad de esto, repito, es acabar con el liderazgo de Evo Morales Ayma pero también destruir el tejido social de organizaciones de base que ha creado el MAS-IPSP -que contrariamente a lo que pudiera pensarse no es una organización caudillista-: sindicatos de clase, cooperativas, partidos de izquierdas y asociaciones diversas; y sustituir su poder de decisión en la política real, por una élite burocrática obediente a la jefatura del Estado: la izquierda criolla de salón y una pléyade de “felipillos” angurrientos y tecnócratas obsecuentes, paniaguados que no discuten las decisiones del jefe.

Si bien el fin último del Golpe de Estado del 10 de noviembre de 2019 era entregar a los codiciosos Estados Unidos el litio de Bolivia para sus coches eléctricos y dar marcha atrás al reloj de la historia, cosa que la movilización popular y la habilidad política del MAS-IPSP desde Argentina, pudo parar hasta ahí; pareciera que el otro objetivo inconcluso de los golpistas de 2019, eliminar políticamente a Evo Morales Ayma a pedido de los Estados Unidos, fuera un plan que hoy en 2023 sigue en marcha sumando otros actores políticos. Un llamado “Plan Negro” contra Evo Morales Ayma muchas veces denunciado públicamente y ahora conducido por los advenedizos Luís Arce y David Choquehuanca.

Los Estados Unidos y la oligarquía no perdonan a Evo Morales Ayma que desde 2006 celebrara cada 1º de Mayo con una nacionalización, y por esto ha sufrido todo tipo de ataques: insultos, difamaciones, calumnias y atentados contra su vida, el último el 4 de noviembre de 2019 dirigido por el general Jorge Gonzalo Terceros Lara (detenido el 8 de agosto de 2023 en el marco de las investigaciones del “Caso Golpe de Estado”); y por supuesto contra Evo Morales Ayma también están usando la guerra judicial (lawfare), igual que contra Lula da Silva en Brasil, Rafael Correa en Ecuador, etc, el último ataque en este sentido: la Fiscalía del Estado de Puno (Perú) por denuncia de un congresista de Renovación Popular (partido minoritario de extrema derecha) en enero del 2023 le inició un proceso por delito de "atentado contra la integridad nacional", y esto sólo por haber mostrado su solidaridad con Pedro Castillo y denunciado el Golpe de Estado y la ilegitimidad de Dina Boluarte. 

La vida de Evo Morales Ayma es obvio que sigue corriendo un serio peligro.



1. En la persona de su presidente el derechista uruguayo Luís Almagro.

2. El entonces Jefe de la Delegación de la Unión Europea en Bolivia: el fascista español León de la Torre Krais. 

3. Rafael Uzcátegui, autodenominado anarquista, Coordinador General de "Provea" organización no gubernamental instrumento de la política exterior estadounidense en Venezuela.



 


Ilustraciones: Murales callejeros en La Paz (Bolivia), fotografías de Ángel Liarte.


 

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