Ante los derroteros reformistas y verticalistas que
desgraciadamente está tomando la CNT, nos vemos en la obligación moral de
manifestar nuestra indignación y nuestro más enérgico rechazo. Siempre hemos
intentado ser discretos en todo lo que respecta a los conflictos internos de la
CNT, incluso después de que se nos expulsara de manera inorgánica, y moralmente
inmerecida, no obstante, siempre hemos intentado no dañar la imagen púbica de
la CNT sacando a la luz los trapos sucios de la organización. Pero el asunto ha
llegado a unos extremos absolutamente insoportable e inadmisible para quienes
nos consideramos anarcosindicalistas y defendemos a la CNT por encima de todo.
Desde la celebración del X Congreso en Córdoba y la aprobación de una normativa
orgánica, impropia de una organización anarcosindicalista, totalmente
enrevesada, mas parecida a un código penal que a las normas generales de una organización libertaria.